¿Quieres que tu hijo tenga un mejor desempeño en la escuela? No olvides dejarlo salir a jugar. Bien sea construyendo un castillo de bloques, fingiendo ser un pirata o montando bicicleta, los beneficios de jugar no son meramente físicos; de hecho, esta actividad también tiene beneficios cerebrales.

Los juegos productivos no se limitan únicamente a los ejercicios estructurados (como los deportes organizados), y sin lugar a dudas tampoco a los videojuegos. Cuando se aprovecha al máximo, el acto de jugar somete a la mente y al cuerpo a actividades imaginativas que desarrollan la habilidad del niño para pensar de forma creativa, trabajar en equipo y establecer y acatar reglas. Por lo tanto, recuerda que tu hijo necesita tiempo sin estructura para construir, crear e imaginar.

Como cualquier niño lleno de lodo sabe, el acto de jugar cumple un rol fundamental en el desarrollo infantil. Sin embargo, ya que aquí todos somos adultos (y es fácil olvidar lo que los niños instintivamente entienden), hemos examinado diversas investigaciones para encontrar los estudios más interesantes sobre los distintos tipos de juego y cómo contribuyen al desarrollo de los niños.

Hallazgos fantásticos

Bien sea dispararles a enemigos imaginarios o jugar con una casa de muñecas, un gran número de procesos se activa cuando los niños usan su imaginación para jugar. Jugar con la imaginación usa diversas partes del cerebro, incluyendo las partes que controlan el lenguaje, el movimiento, las emociones y la cognición. Además, ayuda a los niños a explorar nuevos roles y a descubrir cómo funcionan las cosas y cómo se relacionan con el mundo. Las investigaciones han demostrado que los niños que juegan mucho usando la imaginación tienen un mayor dominio del pensamiento abstracto y poseen una mayor competencia social y lingüística. ¡Y creías que tu hijo solo estaba jugando con muñecos!

Los estudios también han descubierto que jugar con la imaginación sirve de base a actividades educativas más obvias. Es el puente a juegos más sofisticados (donde los niños agregan reglas y juegan en equipo) y, a largo plazo, a cosas como los deportes de equipo y juegos de mesa.

Desbloqueando el potencial

¿Apilar bloques hoy llevará a tu hijo a obtener un título en matemáticas en el futuro? Bueno, puede que sea una afirmación un poco exagerada, pero es indiscutible que jugar con bloques y otros juguetes de construcción libre (como Lego) produce efectos a largo plazo en el aprendizaje de los niños.

En un estudio, los investigadores se centraron en niños cursando el preescolar que jugaban con bloques, y los monitorearon hasta la escuela secundaria. Descubrieron que al llegar a la escuela secundaria los estudiantes que habían jugado con bloques tenían mejores calificaciones en matemáticas (tanto en clases como en pruebas estandarizadas). Otro estudio descubrió que jugar con bloques (u otros juegos de construcción) impulsa las habilidades espaciales y de resolución de problemas en los niños.

¡Hora del recreo!

Con las pruebas de alto rendimiento y la creciente demanda de que los niños demuestren competencia académica, muchas escuelas han reducido el tiempo de recreo y han incluido más horas de clase. Sin embargo, las investigaciones demuestran que los niños aprenden más y mejor si tienen la oportunidad de jugar al aire libre durante el día. Algunos estudios han descubierto que el nivel de atención de los niños se reduce a lo largo del día cuando no tienen recreo, y que están más alertas después de un descanso.

El recreo también brinda la oportunidad de que los niños aprendan a cooperar al inventar juegos, establecer reglas y aprender a resolver conflictos. El tiempo (relativamente) sin supervisión con otros niños de su edad también impulsa las habilidades comunicativas (algunos estudios han descubierto que los niños que “juegan” con adultos suelen hablar menos y muestran una actitud mucho más pasiva).

Por lo tanto, la próxima vez que te sientas tentado a ver el recreo como una pérdida de tiempo, recuerda: en realidad, durante este período ocurre un proceso crucial de aprendizaje.

Los beneficios de jugar al aire libre

Con la televisión, computadoras y videojuegos manteniendo a los niños encerrados en casa, muchos se están perdiendo del regocijo de trepar árboles, construir represas en riachuelos y coleccionar hojas de árboles. Jugar al aire libre permite que los niños aprecien más la naturaleza: impulsa su desempeño académico y mejora su conducta.

Estudios han demostrado que estar al aire libre también fomenta la imaginación de los niños y reduce sus niveles de estrés. Sus juegos imaginativos se vuelven más complejos y diversos que cuando se limitan a jugar en casa (y reciben todos los beneficios que conlleva jugar con la imaginación).

Incluso cuando se acaba la etapa de hacer pasteles de lodo, los niños siguen beneficiándose de estar al aire libre. Los estudiantes de escuelas con un componente al aire libre tienen un mejor desempeño en cuanto a habilidades de pensamiento crítico, matemáticas, lectura y conducta. Además, los niños que han sido privados de tiempo al aire libre tienden a mostrar un desempeño inferior en el área de ciencias en la universidad. Un estudio incluso descubrió que las probabilidades de elegir una carrera en el área de ciencias eran proporcionales al tiempo que la persona había dedicado a jugar (no a estudiar) al aire libre.

¿Por qué es importante jugar?

Cuando un niño llega a la escuela intermedia, puede que creas que los juegos ya no son tan útiles. Reconsidéralo. Aunque el tipo de juego pueda cambiar, su importancia no cambia. Incluso para adolescentes y preadolescentes, los juegos sin estructura contribuyen al desarrollo cognitivo y social, a las habilidades de lectura y escritura y al desempeño académico en general.

A esta edad, los niños podrían comenzar a enfocarse en actividades más físicas (como los deportes en equipo) y juegos que involucren el uso del lenguaje (como bromas, códigos secretos y juegos de palabras). Jugar con otros niños (en lugar de perder la noción del tiempo frente a la televisión) les ayuda a aprender a turnarse, esperar, seguir y establecer reglas (puede que esta última sea la más importante para su vida adulta).

Los juegos físicamente demandantes también tienen sus beneficios académicos. Un estudio descubrió que el ejercicio aeróbico mejora la función ejecutiva en los niños, la cual les ayuda a regular las emociones y a tomar buenas decisiones. ¿Y a qué adolescente no le haría bien un poco de ayuda para calmar esas tumultuosas emociones y tomar decisiones saludables?

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