Hablar sobre drogas y alcohol con tu hijo es complicado. Existe información que debes comunicar. Te interesa que esté al tanto del daño que el consumo de drogas puede causar a un cerebro en desarrollo y a la salud emocional, física y mental. También te conviene que conozca las consecuencias mortales que conlleva tener un juicio alterado. ¿Qué deberías decir, y cómo y cuándo deberías decirlo? Les pedimos a los expertos que respondieran cinco preguntas complicadas que los padres se encuentran propensos a enfrentar.

  1. ¿Es muy pronto para abordar el tema de las drogas?

    Digamos que tu hijo tiene 11 o 12 años y parece no tener consciencia sobre el alcohol y las drogas. ¿Deberías preservar su inocencia o abordar el asunto cuanto antes? A menudo, los padres temen que, al sacar el tema a colación, causarán que su hijo piense sobre asuntos que de otra forma ignorarían. “Solemos temer al poder de la sugestión, y no creo que sea parte del problema”, indica John Duffy, psicólogo clínico y autor de The Available Parent: Radical Optimism for Raising Teens and Tweens. “Opino que no hablar al respecto sí es parte del problema”. Duffy propone un enfoque abierto y honesto, aprovechando eventos descritos en los medios de comunicación para dar pie a discusiones naturales. La “edad correcta” para iniciar dichas conversaciones depende de la madurez de tu hijo. “Pero si tu hijo es un adolescente y aún no has tenido esa conversación, deberías hacerlo”, afirma.

    El consejo que M.A.D.D (Mothers Against Drunk Driving) brinda a los padres (enlace en inglés) es discutir esos asuntos pronta y frecuentemente. “Uno de cada 5 adolescentes consume alcohol en exceso, pero solo 1 de cada 100 padres piensa que está ocurriendo”, afirma Jan Withers, presidenta nacional de M.A.D.D. “Opino que son los padres quienes gozan la dicha de la ignorancia”. También existe evidencia de que el poder de la sugestión puede servir a tu favor: Un estudio realizado en el año 2008 por investigadores de la Universidad Estatal de Iowa (enlace en inglés) descubrió que cuando las madres creían que sus hijos no ingerían alcohol y les expresaban dicha convicción, sus hijos adolescentes mostraban menor tendencia a consumir bebidas alcohólicas.

  2. ¿Decirle a tu hijo que siempre puede llamarte para ir a buscarlo sin preguntarle nada le incentiva a consumir drogas y alcohol?

    Los padres suelen preocuparse de que al ofrecerse a ir a buscar a su hijo a una fiesta o salida nocturna, le están otorgando el permiso tácito para adoptar conductas peligrosas. Duffy indica que, a pesar de ello, debes ir a buscarlo. “Se trata de un asunto de seguridad. Limítate a hacerlo y habla sobre ello al día siguiente”, señala. Duffy advierte que adoptar una política “sin preguntas” solo aplica para la noche en cuestión. Tal como carece de sentido entablar una conversación seria con un adulto ebrio, tampoco funciona con un adolescente ebrio o drogado. “Sin embargo”, continúa Duffy, “deja margen para las consecuencias”. Al día siguiente, siéntate con tu adolescente, habla sobre lo ocurrido e impón consecuencias razonables y discutidas con anterioridad. “Por supuesto que nos interesa estar disponibles para traerlos a casa bajo cualquier circunstancia”, afirma Withers. “Resulta de vital importancia para su seguridad”. Además, señala que los padres pueden ofrecerse a recoger a su hijo sin necesidad de enviar mensajes ambiguos al discutir sobre los peligros del alcohol y “en el mismo contexto, decirles (bajo cualquier circunstancia) ‘eres lo más importante para mí, te amo incondicionalmente e iré a recogerte en cualquier momento’”.

  3. ¿Deberías compartir tus propios antecedentes?

    Pocas investigaciones parecen demostrar que la honestidad con respecto a los antecedentes de consumo de drogas y alcohol de los padres sea la mejor opción. La organización The Anti-Drug aboga por la honestidad parental, siempre y cuando los padres presenten su antiguo consumo de drogas como un error. De acuerdo con el New York Times, (enlace en inglés) “… existe evidencia que sugiere que cuando los padres proporcionan más información y mejores ejemplos a temprana edad, el riesgo de drogadicción en sus hijos se reduce. Y un estudio realizado en el año 2009 por el Centro de Tratamiento a la Adicción Hazelden en Minnesota encontró evidencia (enlace en inglés) de que muchos adolescentes opinaban que la honestidad parental con respecto al consumo de alcohol era una influencia positiva”. A pesar de ello, el psicólogo especialista en adolescentes John Duffy tiene sentimientos contradictorios. “Es una pregunta complicada. Mi opinión cambia constantemente”, explica. “Siendo honesto, hay un poco de poder de sugestión en ello. En el caso de los niños más pequeños, podrían percibir un permiso pasivo al escuchar que fumabas, consumías drogas o tomabas alcohol”. Sin embargo, en el caso de adolescentes de mayor edad, el psicólogo opina que podría resultar provechoso. “A los 11 años, compartir antecedentes no es una buena idea. A los 18 o 19, podría resultar de mucha ayuda”.

  4. ¿Deberían aprender en casa sobre el alcohol?

    “Sí”, afirma Jim Matthews, quien posee una Maestría en Educación y es el autor de Parent’s Guide to College Drinking (enlace en inglés). Matthews aboga por brindarles a los adolescentes una introducción sobre consumir alcohol de forma responsable: enseñándoles las diferencias entre cerveza, vino y alcohol fuerte, explicando cómo los distintos tipos de bebidas alcohólicas afectan a las personas en distintas cantidades, lo que significa el “grado alcohólico” y cómo se siente un .05 (en comparación a un .1). Puedes (y debes) incluir mensajes sobre salud y seguridad en dicha discusión. “Los jóvenes necesitan información sobre dicha decisión, y es información que no están recibiendo”, afirma. ¿Y qué hay sobre permitir que los adolescentes prueben las bebidas de los adultos? “Alrededor de 30 estados permiten que los padres proporcionen bebidas alcohólicas en casa a sus hijos menores de edad”(enlace en inglés), señala Matthews, “y algunos estados permiten que los padres les compren bebidas alcohólicas a sus niños menores de edad en un restaurante”. En dichos casos, las recomendaciones son servir cantidades muy pequeñas no más de un par de veces y no permitir que tu hijo consuma bebidas alcohólicas frecuentemente en casa, lo cual resulta perjudicial para el cerebro y conlleva el riesgo de crear hábitos.

  5. ¿Cómo puedo saber si mi hijo está fumando marihuana?

    Si nunca has fumado marihuana, podría resultar complicado determinar si tu hijo la está consumiendo. La marihuana posee un olor a “zorrillo”. Quemar una hoja de arce seca o hierba cortada puede producir una esencia similar. Puede que los adolescentes intenten disimular el olor al encender velas o incienso, aplicándose perfume, colonia o rociando ambientador. Por supuesto, fumar marihuana no es la única manera de drogarse. Debido a la proliferación de los clubs de cannabis (enlace en inglés), los alimentos que contienen marihuana (desde brownies hasta paletas de helado) son más fáciles de adquirir. Independientemente del método de ingestión, las señales que delatan el consumo de marihuana incluyen ojos rojos, hinchados y vidriosos, boca seca y apetito desmedido (conocido en inglés como “the munchies”). Mantente alerta ante el uso de gafas de sol (sobre todo en momentos inapropiados), gotas para los ojos y consumo excesivo de alimentos (sobre todo a horas peculiares).

Sin embargo, no saques conclusiones apresuradas. Cualquiera de estos hábitos nuevos y “repentinos” (cambios en la higiene personal, experimentos de estilo e incluso hábitos alimenticios extraños) podrían tratarse de cambios típicos de conducta en lugar de consumo de drogas.

Translated by: SpanishWithStyle.com

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