Cuando nació su hijo, Robin Cahn sabía que quería que fuera a la universidad. Ella no lo hizo y siempre se arrepintió de eso.

Cahn recuerda que era una niña disléxica que fue relegada a clases con otros chicos con problemas de aprendizaje. Cuando llegó el momento de ir a la universidad, los padres de Cahn ni siquiera la motivaron a enviar solicitudes. En cambio, su madre le sugirió que buscara un hombre y se casara.

Cahn estaba determinada a hacer que las cosas fueran diferentes para su hijo, Shane. Pero cuando llegó el momento de que Shane enviara solicitudes a las universidades, Cahn sentía que no tenía las herramientas para ayudarlo con todo el proceso.

Entre solicitudes, exámenes estandarizados (enlace en inglés), formularios FAFSA, ensayos y fechas límite, el proceso de solicitar la admisión a una universidad es abrumadora para muchos padres estadounidenses. Si tu hijo es el primero de tu familia en ir a la universidad, hay dificultades adicionales. La idea de que tus hijos vayan a la universidad puede causar tanto miedo como orgullo. Es difícil imaginar lo que tu hijo vivirá en el campus, especialmente si tu hijo va a una universidad que está lejos de casa. A pesar de que quieres apoyar a tu hijo, el proceso puede ser incómodo para los padres que no lo han vivido. Pero existe una cantidad de formas para jugar un papel positivo en el éxito universitario de tu hijo.

Habla de la universidad

“Los padres suelen decir: ‘No fui a la universidad, por lo que no sé qué decir’”, cuenta Diana Adamson, directora ejecutiva de ScholarMatch (enlace en inglés), que ayuda a los adolescentes que son los primeros de su familia en ir a la universidad y a los chicos de bajos recursos con sus solicitudes de admisión. Pero las expectativas de los padres para su hijo es el factor más importante para decidir si el estudiante va a la universidad o no. Ella recomienda presentar la universidad de formas sutiles, como pasar por una universidad o hablar de instituciones cuando vean deportes universitarios. Asegúrate de que tu hijo entienda que la educación es prioridad para tu familia.

Involúcrate

Cuando los hijos van a la escuela secundaria, los padres suelen desligarse del trabajo escolar diario. Pero los padres deben seguir involucrándose para ayudar a su hijo a mantenerse enfocado en las clases. Esto quiere decir:

  • tener expectativas altas del trabajo escolar;
  • mostrar interés por las clases del adolescente;
  • hacer que la tarea sea una prioridad;
  • sentarse con el adolescente para revisar sus calificaciones al final de cada semestre.

Si tu adolescente tiene problemas con una clase, busca opciones de tutorías en la escuela de tu hijo. Asiste a la cita de bienvenida a clases (enlace en inglés). Preséntate ante los maestros de tu hijo para que, si aparece un problema, el maestro se sienta cómodo llamándote para discutirlo. Aprovecha los eventos de información de universidades y visita el centro de asesoría estudiantil para que conozcas los recursos que ofrecen.

La clave no está en tener un control excesivo sino en crear un hogar que apoya y valora el aprendizaje. Tu hijo entenderá a través de ti cuán importante es la universidad, así que, si tomas distancia y no pareces interesado, él recibirá ese mensaje.

Se necesita de ayuda

No estás solo. Aprovecha los recursos ofrecidos por la oficina de asesoría universitaria de la escuela secundaria. Busca organizaciones (como ScholarMatch) que ayudan a los adolescentes que son los primeros de su familia en ir a la universidad a encontrar la institución correcta, entrar e incluso pagar por ella. También puedes pedir opiniones y consejos de las personas que conoces.

  • Sé creativo
    Robin Cahn no tenía idea de cómo ayudar a su hijo Shane a escoger una universidad o solicitar admisión, por lo que buscó recursos. Cahn es peluquera y uno de sus clientes es asesor universitario, por lo que le propuso un trato. “Le corté el cabello gratis por un año y él ayudó a Shane con sus ensayos y solicitudes”, dice.
  • Ayuda externa
    Debido a que la búsqueda de universidades y el proceso de decisión puede ser pesado para padres e hijos, una persona no parental puede jugar un papel valioso como agente neutral. El consejero de admisiones Joel Rangel vivió esa experiencia cuando su sobrino pasó por el proceso de búsqueda de universidades. “Mi sobrino no se comunicaba con su mamá o su papá, pero sí hablaba con mi hermana y conmigo”, dice. “En ocasiones, se recibe mejor la información si viene de un adulto que no es uno de los padres del chico”.
  • Aprende de otros padres
    Los padres cuyos hijos ya están en la universidad son otra fuente clave de información y apoyo. Durante sus talleres, ScholarMatch invita a padres con hijos universitarios para que vayan y hablen con padres de chicos por entrar a la universidad. “Para los padres, es bueno escuchar cómo fue el proceso para otra persona y poder obtener respuestas a todas sus preguntas”, dice Diana Adamson.

Miedo, orgullo, enojo: cómo lidiar con los sentimientos

Si bien la seguridad es el miedo más frecuente entre los padres de adolescentes que son los primeros en ir a la universidad, a los padres también les preocupa que sus hijos se separen de la familia. Si puedes, sé honesto con tu hijo y contigo mismo sobre tus miedos. Si puedes hablar de forma abierta, tienes más probabilidades de entablar una conversación en lugar de un intercambio enojado, y tu hijo verá que estás expresando tus sentimientos con honestidad.

Ayudar a superar este miedo es parte del trabajo de ScholarMatch con padres de hijos que son los primeros de la familia en ir a la universidad. Adamson relata que, cuando conectan a los padres con otros que han pasado por la misma transición, “los padres de los chicos que ya están en la universidad les cuentan a los padres de chicos nuevos: ‘No te preocupes, tu hijo seguirá amándote. Regresará cambiado, pero es un buen cambio’”.

No obstante, ver cómo tu hijo se va lejos para ir a la universidad puede ser desgarrador, especialmente al principio. La estudiante Zoe García* (el nombre ha sido cambiado) de la University of Montana (UM) cuenta: “Mis padres siempre soñaron con que fuera a la universidad”. Sin embargo, sus padres quedaron sorprendidos cuando ella anunció que había recibido una beca de la University of Montana y que tenía la intención de aceptarla. Su familia vive en California, por lo que Missoula, Montana parecía un lugar muy lejano. La distancia era aún más abrumadora porque los padres de García, que vinieron a los Estados Unidos de México antes de que ella naciera, están indocumentados. Esto quiere decir que no podían visitarla en la universidad porque no podían volar sin identificaciones ni arriesgarse a ser detenidos si manejaban. “Fue un golpe duro para ellos”, recuerda García. “Mi familia es muy cercana: todos vivimos juntos en una casa, mi familia y mis tíos, tías y primos. Fui la primera en irme”.

García intentó tranquilizar a sus padres. “Yo les recordé que ellos me enseñaron a cuidarme sola. Creo que comenzaron a aceptarlo luego de que les dije: ‘Ustedes vinieron hasta acá de México. Esa fue su decisión más grande. Esta es mi decisión más grande’”, relata. Ahora que es estudiante de tercer año y sus padres pueden ver que le va bien, están más contentos con su decisión.

Adamson suele recordarles a los padres que deben confiar en que la universidad es lo mejor para sus hijos y, a la larga, para la familia entera. “Ninguno de los chicos en nuestro programa dice que quiere ir a la universidad para hacerse rico”, dice. “Ellos cuentan que quieren ayudar a sus familias. Estos chicos han visto los sacrificios que sus padres han hecho y quieren retribuirlo. Para nuestros hijos, eso no se olvida”.

La meta de García también es retribuirle a su familia. “Lo hago por ellos”, dice. “Cuando me gradúe, mi mamá tendrá la sonrisa más grande del mundo. Y cuando reciba mi diploma, se los daré a mi padre y a ella”.

Translated by: SpanishWithStyle.com

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