La montaña rusa emocional

Reconoce que esta es una época de sentimientos encontrados para todos los padres.

La alegría y emoción por las oportunidades que le esperan a tu hijo se mezclan con olas de nostalgia y una sensación de pérdida. Habla con otros padres que estén pasando por lo mismo.

Reconoce las emociones conflictivas de tu hijo.

Al igual que tú, tu hijo se ve enredado en su pasado, presente y futuro… Un día te reclama: “Déjame en paz, ya tengo 18 años y soy independiente”, y al siguiente se queja: “Nunca estás cuando te necesito”. Los altibajos de tu hijo son una señal de sentimientos encontrados por este tiempo de transición.

Reconfórtate sabiendo que tu hijo se va con una parte de ti.

Las bases que le has proporcionado durante estos 18 años acompañarán a tu hijo a través de las millas y los años por venir.

No le digas a tu hijo: “Estos son los mejores años de tu vida”.

Entre los 18 y los 22 años, nadie está feliz todo el tiempo, y cuando un estudiante se siente nostálgico o demasiado cansado por estudiar toda la noche, ¡que tus padres te digan que estos son los mejores años de la vida no es muy reconfortante!

Disfruta este tiempo de celebración.

Trata de no enfocarte tanto en la separación por venir ya que puedes olvidarte de disfrutar todas las festividades del último año de secundaria y la alegría de los días de verano próximos.

El verano antes de que parta

Prepárate para ver a tu hijo menos este verano.

Mientras más se acerque la hora de separarse, espera ver menos a tu hijo. Es probable que ahora pase muchas horas con sus amigos. Permíteles pasar este tiempo especial juntos.

Haz un plan financiero y discute tus expectativas con tu hijo.

Crea un presupuesto tentativo y deja claro quién pagará por qué. Por ejemplo, algunos padres pagan por los libros y los artículos de papelería, mientras que el hijo es responsable de los gastos adicionales como aperitivos, películas y CDs. Otros estudiantes tienen la responsabilidad de ganar un porcentaje de su matrícula. Enséñale a tu hijo sobre el uso responsable de las tarjetas de crédito y débito.

Discute los objetivos académicos y expectativas con antelación.

Recuerda, a muchos estudiantes de primer año de universidad no les va tan bien académicamente en el primer semestre como en la escuela secundaria, y muchos cambian de parecer sobre su carrera. Pregúntale qué espera lograr académicamente durante su primer año. Es importante que ellos sean los dueños de su educación. Las calificaciones no son el único indicativo del aprendizaje.

Mantenerse en contacto

Habla con tu hijo sobre cómo se mantendrán en contacto.

¿Quieres tener una hora planificada para hablar o quieres que sea más espontáneo? El teléfono celular puede ser una excelente forma de mantenerse en contacto o puede ser, como lo describió un estudiante, “una correa electrónica”. Motiva a tu hijo a usarlo con discreción y no solo para matar el tiempo. El correo electrónico y la mensajería instantánea también son excelentes formas de mantenerse en contacto. Solo que no esperes una respuesta para cada mensaje.

Sé un mentor en lugar de resolverle todos los problemas a tu hijo.

Es probable que escuches muchos problemas. Los estudiantes universitarios suelen llamar a sus padres en busca de consuelo cuando las cosas no van bien y llaman a sus amigos para contarles las últimas noticias emocionantes. Cuando recibas esas llamadas a medianoche, que las recibirás, puedes motivar a tu hijo a usar recursos apropiados del campus: ir al centro de servicios de salud, hablar con un consejero, decano, asesor o tutor. Lee la información de recursos que te envíe la universidad para que puedas ser un mentor informado para tu hijo.

Sé un pilar.

Mantén informado a tu hijo de los cambios en casa. Los estudiantes universitarios quieren que sus padres acepten todos los cambios que están sucediendo, pero también quieren que las cosas en casa sigan iguales. Por lo que es importante mantenerlos informados de los cambios en casa, ya sea que un hermano menor se va a mudar a su cuarto o, en caso de temas más serios, una enfermedad en la familia o la muerte de una mascota. Él necesita que tú le cuentes esto para sentirse seguro y mantener una sensación de confianza.

Pregunta sobre los cursos en lugar de enfocarte en las calificaciones.

Pídele a tu hijo que comparta contigo el descubrimiento de nuevas ideas, intereses académicos y pasiones intelectuales.

Envía provisiones.

A principios del año, compartir palomitas de maíz o galletas de chispas de chocolate puede ser una excelente forma para que los estudiantes conozcan a sus compañeros de piso. Las fotografías son recordatorios personales de casa. Las decoraciones para días festivos, cestas de dulces durante los exámenes e incluso productos de uso diario como champú y monedas para la lavadora son recordatorios que dicen: “Estoy pensando en ti”.

Cuando los estudiantes vuelven a casa

Vuelve a negociar las expectativas.

Durante meses, tu hijo ha estado tomando decisiones sobre cómo pasa su tiempo. Por otro lado, tú tienes tus propios sentimientos cuando llega tarde en la noche, duerme hasta tarde en las mañanas o llega tarde para cenar. La mayoría de los estudiantes responden bien si sus padres los tratan con respeto. Por ejemplo, un padre puede decir: “Sé que estás acostumbrado a estar fuera hasta altas horas de la noche en la universidad, pero yo no puedo dormir cuando me despierto a las 2 de la mañana y tú no estás. Hablemos sobre cómo vamos a resolver esto para que ambos nos sintamos bien”. Se necesita flexibilidad y comunicación para encontrar un punto en común.

Entiende que los años de universidad son un período de exploración.

Tu hijo o hija puede llegar a casa con un estilo nuevo, la ropa de alguien más, o nuevas ideas políticas, filosofías o hábitos alimenticios. La mayoría de estos cambios no son permanentes. Da un paso atrás, ten sentido del humor y aprende a escoger tus batallas.

En los años de universidad

Espera cambios.

Los estudiantes cambiarán su forma de pensar y cómo se ven. Muchos cambiarán de carrera y objetivos académicos. Tu hijo necesita que tú estés con él, con paciencia cuando esté indeciso y con apoyo cuando navegue el curso de su propia vida.

Los estudiantes universitarios se preocupan más por lo que tú piensas de lo que te dicen.

Ellos te citan, hablan de ti y te buscan para recibir aliento. A medida que se adentran en la adultez e independencia, algunas veces querrán tus consejos y otras simplemente quieren que los escuches. Y, como decía un estudiante: “Simplemente no te diremos cuál de las dos cosas queremos”.

Bienvenido a las maravillas y dilemas de ser el padre de un estudiante universitario.

Translated by: SpanishWithStyle.com

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