La primera vez que Rocío Guerrero se sentó con el consejero escolar de su hijo en Alhambra High en Martínez, California, Danny era un estudiante de primaria. Se le había puesto en suspensión en atletismo a causa de sus notas. El jugador de fútbol americano, que tenía esperanzas de jugar en una universidad cercana después de la escuela secundaria, no estaría en el campo en su último año. Para Danny, esto significaba la posibilidad de que sus sueños fueran aplastados. Para su madre, que quería que él fuera a la universidad, los consejos no eran de ayuda.

“Nos estaba dando instrucciones de que lo lleváramos a otra escuela” recuerda Guerrero. Pero una nueva escuela — especialmente una escuela alternativa — no parecía la mejor elección para el futuro de Danny. Más allá de los sueños deportivos de su hijo, Guerrero sabe lo importante que es la universidad. Ella recién empezó a ver todas las cosas que necesitaba hacer para apoyar el sueño de Danny — y de su familia — de ir a la universidad.

Las clases apropiadas

Ahora Guerrero está ayudando a Danny a completar un programa predeterminado preparado por el consejero escolar. “No te dejan escoger”, dice ella. “Te asignan algunas cosas”. Y esos cursos que le han asignado no son necesariamente de mucho valor, sirven más bien para obtener el diploma de la escuela secundaria.

Los expertos dicen que los padres pueden — y deberían — insistir en clases exigentes para sus hijos, y lo deberían hacer al principio, empezando en el noveno grado. “Un plan de estudios de secundaria exigente (especialmente de matemáticas) ayuda a acceder y permanecer en la universidad”, dice Peg Tyre, director de estrategia en la Fundación Edwin Gould. “Los niños que aprueban Álgebra 2 tienen un 500 por ciento más probabilidades de graduarse”.

“Si no hace algo por su futuro, nadie lo va a hacer por usted”, dice Guerrero. Ella es muy consciente de esto. Es la razón por la que ella misma ha vuelto a la universidad, en la jornada nocturna, obteniendo su licenciatura en el ámbito de la enfermería. Mientras lo hacía, se ocupaba de su familia y trabajaba a jornada completa durante el día. Danny estaba teniendo problemas en Alhambra, así que ha aprendido la lección de forma reforzada. Los padres necesitan saber los detalles de lo que pasa con la educación de sus hijos.

Conoce al consejero en el noveno grado

El proceso de dirigir a tu hijo por un camino exitoso hacia la universidad empieza — a más tardar — cuando tu hijo ingresa en la escuela secundaria. En la mayoría de casos, los padres tienen que tomar la iniciativa — incluso si los padres están muy ocupados — aunque los padres nunca hayan ido a la universidad y no sepan el esfuerzo que supone.

El primer paso es concertar una reunión con los funcionarios de la escuela antes de que empiece el noveno grado. Los padres deben marcar las pautas sobre las expectativas para su hijo. “Habla con el maestro y los consejeros y diles que tienes en mente que tu hijo vaya a la universidad”, dice Tyre. “Expresar esto a la escuela es crítico. Da miedo, pero es lo que hace falta hacer”.

Puede ser que les dé aún más miedo a aquellos padres que no han ido a la universidad. Pero es lo que hace falta hacer, aconsejan los expertos. Los padres están dirigiendo a su hijo en el camino a una vida más segura económicamente. Estos estudiantes serán estudiantes de “primera generación” en la universidad, un título que refleja el orgullo de una familia que se esfuerza por conseguir metas más altas. Para los jóvenes que consiguen acceder a la universidad, hay programas disponibles, clases e incluso tipos de alojamiento especializados. Pero es una lucha “cuesta arriba” que empieza en el noveno grado y continúa incluso cuando el estudiante se encuentra en la universidad. No es el momento de tener dudas o de quedarse callado. Los padres pueden utilizar su falta de experiencia para justificar el hacer más preguntas y obtener más ayuda y consejos desde el principio.

“Los padres que se involucran desde el principio no solo dan buen ejemplo a sus hijos, también aprenden más sobre el proceso y cómo ayudar a sus hijos a navegarlo”, dice Joe Deal, fundador de FirstGenerationStudent.com.

Noches universitarias y tours del campus

Además de revisar los horarios de los cursos — asegurándose de que las clases son exigentes y de que los requisitos de la universidad se cumplen — los padres deben enterarse de cuándo son las noches universitarias en su escuela secundaria e incluso asistir a las noches universitarias de escuelas cercanas que están por lo general abiertas al público.

“Sin importar donde uno viva, deberían haber oportunidades de atender ferias universitarias, conocer a los representantes del campus y aprender más sobre lo que hace falta para solicitar y obtener admisión en las universidades locales”, dice Deal.

El siguiente paso es pasar algún tiempo en un campus universitario cercano, ya que esto puede reducir un poco el misterio de la universidad. Danny visitó la Universidad de California, el campus de Berkeley, con su clase y el Diablo Valley Community College por su cuenta. Aunque Guerrero “no tuvo tiempo de visitar ninguna de las universidades con él”, dice que hubiera animado a su hijo a aprovechar los tours visuales que proporcionan muchas escuelas si hubiera sabido que existían.

Para su hija más joven, Guerrero dice que mirará estos tours de forma presencial y virtual. Los tours gratuitos de los campus son una manera genial de aprender sobre las especialidades de la escuela y ofrecen muchas oportunidades para hacer algunas preguntas a los representantes de la universidad. Además, un secreto de los que están al tanto es que cuando llega el momento de solicitar admisión, algunas escuelas no aplican gastos de solicitud a quienes atienden a los tours.

Otra manera divertida de que la familia se familiarice con las universidades locales es asistir a acontecimientos deportivos, un concierto o uno de los muchos eventos que celebran los campus universitarios regularmente. Incluso simplemente visitar las instalaciones, comer en la cafetería o estudiar en la biblioteca puede ser muy útil para reducir la ansiedad de la experiencia de “ir a la universidad”.

Para visitar campus que están más lejos contacta a las escuelas (en particular escuelas privadas) para enterarte de si proporcionan formas y facilidades para que los estudiantes potenciales las visiten.

Pruebas de admisión

La mayoría de universidades de cuatro años (y algunas de dos años) requieren buenas notas en las pruebas SAT o ACT para la admisión. Estas pruebas deben haberse tomado antes de presentar la solicitud de admisión. Para practicar, los estudiantes pueden (y deberían) tomar la prueba PSAT (también se conoce como el pre-SAT) en los grados 8. º y 9. º . La calificación de la prueba PSAT no cuenta para la solicitud de admisión en la universidad del estudiante, pero le proporciona pistas de lo que se espera de él e informa a la familia en qué debe trabajar el estudiante. También puede ayudar a las familias a empezar a conversar sobre la universidad mucho antes del 11. º y 12. º grado de la escuela secundaria. Las escuelas secundarias a menudo ofrecen clases — o saben de oportunidades en la comunidad — para aprender a tomar la prueba y para hacer pruebas de práctica. Puede ser que practicar no le haga llegar a la perfección, pero la práctica mejorará la puntuación en estas pruebas, y eso es importante.

Si no puedes costear las cuotas, la biblioteca local cuenta con libros de guía y libros con pruebas de práctica. Cuando haya algún gasto durante el proceso de búsqueda de universidades, los padres ahorradores deben aprender a preguntar: “¿Se puede descartar esa tarifa en particular?”. Puede haber ocasiones en que los consejeros no lo anuncien, pero hay algún dinero disponible.

Solicitar admisión en la universidad

Después de las pruebas, comienza el proceso de solicitud de admisión. CollegeBoard.com indica que de cinco a ocho solicitudes para universidades son generalmente suficientes para asegurar al menos una carta de aceptación (para este esfuerzo tan caro, la pregunta obligatoria que hay que hacer a cada universidad es: ¿Se puede descartar esa tarifa en particular?). También llenar la Solicitud Común, un formulario online aceptado por más de 400 universidades que puede hacer más fácil el proceso intenso y repetitivo de solicitud.

Escoger dónde solicitar admisión es un placer… y un dolor de cabeza. Considera los requisitos académicos de la escuela, las metas profesionales e interés de tu hijo y, por supuesto, el costo.

Entérate de lo que puedes costear, dice Tyre. “Si no has ahorrado dinero para la universidad… busca un área geográfica cercana si el estudiante va a vivir en casa”.

Los consejeros escolares también pueden ayudarte a escoger las mejores opciones universitarias. ¿Qué es lo mejor para el estudiante? Hay opciones de cuatro años, dos años y vocacionales; privadas y públicas; pequeñas, medianas y grandes; urbanas, suburbanas y rurales. ¿Cuál ofrece las opciones más adecuadas para la ayuda financiera, programas y resultados?

Los estudiantes normalmente empiezan a llenar solicitudes al principio del último año. Cada universidad tiene su fecha límite. Una fecha que aparece a menudo es el 1 de noviembre; muchas escuelas ofrecen dos grupos de fechas, que incluyen una fecha límite en noviembre y otra en enero o febrero.

Las fechas son muy importantes en el último año de escuela secundaria. Los padres de diferentes niveles sociales hostigan a sus hijos ya casi adultos durante esta época. Puede ser estresante para todos. En parte porque estas no son solicitudes donde se llena el nombre, dirección, número de seguro social y ya está terminado. Normalmente, se deben escribir ensayos, hay que reunir y mandar cartas de recomendación, y, a veces , hay que preparar portafolios.

“Los padres deberían colaborar con los hijos para crear un plan para la universidad”, dice Deal. “Esto incrementará las probabilidades de que el estudiante navegue por el proceso de solicitud de ingreso a la universidad sin problemas inesperados”.

Pagar la universidad

Las ayudas financieras — subvenciones federales y préstamos, subvenciones específicas de la universidad, préstamos y becas, y otras becas — también se rigen por fechas límite, y se sirve a los primeros que las soliciten. Un par de hechos poco conocidos: Se pueden solicitar muchas becas incluso en el noveno grado. Las universidades privadas, incluidas las de la Ivy League y Standford, así como las escuelas pequeñas y las de artes liberales, a menudo ofrecen ayudas financieras mayores que alivian la carga de los costos de la universidad.

Hay muchas becas disponibles, algunas están enfocadas específicamente en los estudiantes de primera generación y algunas otras en las minorías. Algunas se basan en las necesidades económicas. Algunas son fáciles de encontrar; para otras se necesita ” remover e investigar para encontrarlas”. Pero ¿quién depende sola y completamente de las becas? Nadie. Aún así, los estudiantes van a la universidad.

Los expertos, consejeros y educadores lo dicen una y otra vez: no te asustes por los costos de la universidad. No veas la universidad como algo imposible o algo para los hijos de las demás personas. No pienses en los centros de educación adulta y las universidades estatales como tu única opción. La mayoría de estudiantes de universidad de primera generación necesitarán ayuda financiera para poder ir a la universidad. Estas ayudas vienen normalmente en forma de subvenciones, que no son préstamos y no se tienen que pagar. Las ayudas financieras también incluyen programas de trabajo y estudio, así como opciones de préstamos de bajo interés. Llena la Solicitud Gratuita para Ayudas Federales Estudiantiles o FAFSA desde el 11. º grado. Cuanto más pronto la llenes, más posibilidades tendrás de conseguir una subvención. Los padres pueden encontrar talleres locales (en escuelas secundarias, institutos de enseñanza superior y bibliotecas) para que les enseñen a llenar y presentar la FAFSA.

Guerrero explica que no se dio cuenta de lo mucho que pudo haber hecho. Espera poder aprovechar las oportunidades y seguir un enfoque diferente cuando su hija Claire, que ahora está en la escuela intermedia, empiece la escuela secundaria. “Voy a esforzarme al máximo”, explica. “Con mi primer hijo, no sabía qué hacer, pero creo que lo haré mejor con ella”.

En cuanto a Danny, ahora tiene a su madre supervisándolo. Los dos aún esperan que él asista a la universidad en otoño. Si no es en otoño, será un poco después. Guerrero dice que sabe la diferencia financiera que puede suponer una carrera universitaria, y quiere que Danny tenga un futuro seguro.

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